Con la llegada de los smartphones, las app se han convertido en un elemento imprescindible para las empresas porque representa una forma senzilla (de cara al usuario) para darse a conocer y vender la mejor cara de la empresa. En pocas palabras, vender cercanía y comodidad.
Este tipo de herramientas, representan de cara al usuario una forma sencilla y cómoda de interactuar con la empresa, pero tecnológicamente no son sencillas en relación a diseño y programación. Las apps aportan cercanía al usuario, sencillez, están adaptadas a la persona que las usa.
Aún queda mucho camino por recorrer en éste ámbito tecnológico. En un futuro no muy lejano, empezaremos a plantearnos, cómo manejar, organizar y distribuir, la información que llega desde este tipo de herramientas a las empresas y cómo pueden trabajar sobre ellas, de tal forma que la información que llegue por parte del usuario pueda ser evaluada y trabajada en el caso que fuera necesaria.
He elaborado un esquema en relación a cómo creo yo que debería estructurarse la información que se envía y se transfiere desde una aplicación móvil al usuario. La aplicación está diseñada en base a unos parámetros determinados, a gusto del consumidor, podríamos decir, en base a un estudio del cliente potencial o usuario que maneja la aplicación.
A parte de diseñar la app, ésta también puede captar datos que permita registrar o captar aquella información que nos interesa saber por parte del usuario. Esta recogida de datos está diseñada o parametrizada en función del formato en el que trabajamos, para que pueda ser trabajada y evaluada posteriormente.
El manejo, estudio y evaluación de los datos, permite a la empresa poder adaptarse a las necesidades de los usuarios, o innovar en otros aspectos que no se habían planteado. Estas adaptaciones llegarán al usuario en forma de actualizaciones.
Creo que el futuro está en estructurar procesos más simples, en la innovación y la adaptación al entorno.
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